Gracias a las etiquetas en los alimentos sabemos cuantas calorías tiene lo que comemos. Una Big Mac tiene 550 calorías por ejemplo.
Pero al parecer esto no es relevante para la mayoría de la población, en otras palabras esta información no ha impactado a los consumidores, ya sea por falta de conocimiento o por no tener puntos de referencia comparativa en cuanto a número de calorías se refiere, es decir si 550 calorías en una hamburguesa es mucho o es aceptable.
En este sentido muchos expertos en control de peso intentamos experimentar el cambiar los hábitos e informar a los pacientes con otro tipo de información, por ejemplo, cuanto ejercicio sería necesario para quemar las 550 calorías ingeridas en una Big Mac lo cual ha mostrado tener mayor impacto en la manera de pensar de un paciente y por lo tanto en la manera de actuar.
A pesar de que los consumidores no estén prestando atención a los números o porcentajes calóricos, la industria alimentaria esta ofreciendo cada vez más menús con opciones calóricas bajas y más «saludables». Lo anterior esta sucediendo en cadenas de comida rápida, sin embargo no se ha visto un impacto en los menús que se ofrecen para niños. En definitiva estos siguen siendo los mismos.
En Estados Unidos las cadenas de restaurantes que cambiaron sus menús con opciones más «sanas» tuvieron un crecimiento del 11% en la cantidad de consumidores mientras que los restaurantes que no lo hicieron tuvieron un déficit del 14%.
El instituto Hudson estudió a las cadenas de comida rápida que tenían ganancias mayores a 3 billones de dólares en ventas, de los cuales el 20% del total de sus ventas son de papas a la francesa. En estos restaurantes las ventas de papas a la francesa disminuyo un punto porcentual, que a simple vista puede no significar mucho, sin embargo, si vemos las cifras detenidamente observamos que la venta de papas a la francesa generaba un rendimiento de 5 billones anuales en los cuales la pérdida de 1% significa 5 millones de dólares.
El gran reto para combatir la obesidad es el consumo de alimentos sanos. Las cadenas de comida rápida están disminiyendo las calorías a expensas de los alimentos «sanos» dejando la misma cantidad de almidón y carbohidratos refinados. Para poder entender esto hay un ejemplo claro: una coca cola de 400 ml tiene menos calorías que 30 gramos de nueces, sin embargo la coca cola no es la opción más sana ni la mejor para bajar de peso. Por lo tanto hay que entender que la cantidad de calorías no es un parámetro que debe ser utilizado sin considerar la calidad de los alimentos que se ingiere.
A pesar de que la gente no responda de manera esperada a las etiquetas o información calórica de los alientos, los restaurantes están haciendo cambios en sus menús y esto es al menos una buena noticia en medio de la batalla en contra de la obesidad.
Se han encontrado algunas diferencias en la información calórica entre países. Por ejemplo en México la misma barra de cereal en el mismo empaque tendrá una cantidad calórica de 70 calorías mientras que en Estados Unidos la cantidad es de 90. Esto nos hace cuestionarnos sobre la honestidad de la información que se da y sobre las autoridades que lo regulan.
Muchas empresas están adoptando una nueva modalidad para confundir al consumidor. En vez de poner calorías contenidas en una galleta por ejemplo o en una taza de cereal, utilizan los gramos, es decir la etiqueta dirá 90 calorías en 30 gramos. Así que ahora tendrás que pesar la cantidad o hacer una ecuación para poder saber cuantos gramos corresponde a una cierta cantidad calorica de ese alimento.
A pesar de las confusiones y el no saber si la información en las etiquetas es real, es al menos una buena herramienta para poder saber cuantas calorías comemos y aún más si lo comparas con cuanto ejercicio o actividad es necesario para poder quemar esas calorías.
Dra Mercedes Gomez